Soy Gabriel Zelaya y, junto a Tiin Herrera, estamos preparando una experiencia que trasciende la pintura y la exposición tradicional. Lo que vamos a montar no es simplemente un encuentro con obras, sino un espacio inmersivo donde el color, la luz y el gesto pictórico se convierten en energía compartida. Mi búsqueda artística siempre se ha movido entre la tradición figurativa y la irrupción del arte flúo, una poética donde el dramatismo del claroscuro dialoga con los colores eléctricos, vibrantes y casi hipnóticos. En mis obras conviven la referencia a lo clásico, lo cinematográfico y lo mítico, con un trabajo matérico que refuerza el gesto y la presencia. Tiin Herrera, por su parte, trae consigo un universo visual cargado de intensidad y fuerza expresiva. En esta unión encontramos un punto en común: el deseo de romper la pasividad del espectador y abrir un campo de experiencia que sea corporal, sensorial e inmersivo. La propuesta consiste en pintura en vivo, intervención del espacio y exhibición de obra terminada, todo atravesado por la luz flúo. El público no solo contemplará, sino que se verá envuelto por un ambiente donde el proceso creativo ocurre frente a sus ojos. La pintura deja de ser objeto para transformarse en atmósfera. Cada trazo, cada capa de color, cada interacción entre nuestras manos y el lienzo, formará parte de un acto performático que sucede en tiempo real. Queremos que la experiencia tenga un carácter ritual. Pintar en vivo, con el flúo vibrando en la penumbra, genera una tensión particular entre lo efímero y lo permanente: lo que aparece ante el espectador existe solo en ese instante, pero luego se fija en la tela, cargada de la memoria de ese gesto. En paralelo, las obras expuestas ofrecerán otra dimensión: la posibilidad de detenerse, contemplar y dejar que los colores trabajen de manera más íntima en la percepción de cada persona. El objetivo es claro: sumergir al espectador en un estado distinto de percepción. Que el arte no se limite a ser observado, sino que se viva. Que la luz flúo expanda el espacio, que el color active los sentidos y que el proceso creativo se comparta como una experiencia en comunidad. Junto a Tiin Herrera invitamos a ingresar en este territorio, a dejarse afectar por la vibración cromática, por la fuerza del gesto y por la energía de lo colectivo. Una experiencia que busca ser a la vez pictórica, performática y sensorial.
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